HISTORIA DEL TRABAJO DOMÉSTICO

El trabajo doméstico en España, ha estado tradicionalmente desempeñado en su totalidad por mujeres españolas que procedían en su mayoría del medio rural; sin embargo, en los últimos años las mujeres inmigrantes de otros países han ido ocupando dichos puestos a mitad de la década de los noventa, cuando se inicia el principio del proceso de llegada masiva.

A este fenómeno no solo ayudó la coyuntura expansiva del momento, también lo hizo el otro fenómeno de reducción de la emigración interregional. Tras la implantación del Estado de las Autonomías en los años ochenta, cada región fue diseñando su propio sistema de protección social.

Esto hizo que muchas de las necesidades básicas fueran cubiertas por políticas sociales expansivas que hizo menos atractiva la idea de trasladarse de una región a otra en busca de trabajos que además eran mal pagados y poco valorados socialmente.

Tampoco nos podemos olvidar del logro educativo de los españoles y sobre todo de las españolas que ya superaban al varón en titulación universitaria desde la generación de 1955-1964.

En definitiva este vacío ocupacional sería cubierto en su mayoría por las mujeres inmigrantes para convertirse en un caso paradigmático de lo que decimos.

Poco a poco es un sector que cada vez va adquiriendo más importancia en nuestra sociedad y va saliendo de la marginalidad para convertirse en un trabajo mejor valorado. Quizás por el importante papel que empieza a tener en la satisfacción de las necesidades de las personas mayores, pues ya no asisten sólo a la alta sociedad, al rico.

Además, el trabajo doméstico, se está convirtiendo en un elemento de conciliación imprescindible de la clase media española ante la escasez de políticas familistas. Este gran protagonismo ha hecho que haya mejorado sus condiciones laborales, aunque todavía están lejos del estatus europeo. 

USO señala que los países del viejo continente han establecido coberturas en la mayoría de las ramas de la seguridad social, excepto para algunas contingencias como los riesgos del trabajo, que no están comprendidos en países como Irlanda.

En España, la prestación por desempleo, están excluidas para ellos y quizás este sea el próximo gran avance que se pueda dar en el marco legislativo que lo regula. Insistimos que la mayor relevancia de los empleados doméstico en nuestra sociedad, está coincidiendo con las conquistas sociales que están alcanzando.

La subida del Salario Mínimo Interprofesional, ha sido otro tanto a favor, ya que también ha beneficiado al empleado y a la empleada de hogar.

Lo que van consiguiendo estos trabajadores a lo largo de estos últimos años, es sin duda muy destacable, al igual que el excelente trabajo que realizan con las personas dependientes, que cohabitan con el resto de los recursos asistenciales, pero al margen de la Ley de la Dependencia y de los Servicios Sociales.

Las conquistas de estos trabajadores y trabajadoras, no responden a una idea de justicia social del legislador, sino a que ellos mismo se han hecho imprescindibles en la sociedad actual.